miércoles, 1 de febrero de 2012

La sal quiteña empieza por donde se compra.

Entre tomates, moras, uvas y uno que otro dulce cantar de estos: “papaaaas, lleve la papa chola, papa buena, papa barata” se desarrolla la vida de un mercado en Quito.
Mientras los caseritos eligen y regatean la mejor opción, claro sin olvidarse de su buena yapita; las dueñas de los puestos nos hacen sentir como en casa con el mejor trato: “¿haber bonito que va llevar? ¿mi rreinata que va comprar?”.
Mientras los olores de las frutas y los colores de las verduras van iluminando nuestro caminar, voy pensando que solo en mi Quito esto puedo pasar…

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